jueves, 22 de octubre de 2009

LAS MALAS COMPAÑIAS





Pedro era un buen muchacho, pero se dejaba llevar por amigos dominantes que siempre hacían lo que se les antojaba y lo que les diera la gana. Su madre solía aconsejarle contra las malas compañías. Este le prometía alejarse de ellas, pero en realidad no lo hacía, acababa cediendo ante los niños que le prometían maravillas, aunque no las pudiesen cumplir y este se las creía.

Un día camino de la escuela con su “amigo” Enrique, un chico muy atrevido, le dijo:
-¡Mira! Ese camión de melones va tan despacio que podríamos subirnos en el.

Pedro no quería subir, aun así lo hizo. Fue corriendo tras su amigo para alcanzar al camión. Cuando logró agarrarse a la parte trasera del camión resbalo al dar el camión un brusco giro y cayó al suelo hiriéndose en la cabeza. Fue llevado al hospital. Recuperándose de sus heridas,
pueden conducir a realizar malas acciones, tal y como le había sucedido a él.
¡Ahora si que he aprendido!-le dijo Pedro a su madre –el dolor me ha enseñado que tu tenías razón.

Y en efecto, así fue, de ahí en adelante Pedro no volvió a caer en malas compañías ni en amigos dominantes.


Esther Roldán González